lunes, 24 de agosto de 2020

Soy un desastre, Camila Simmons


“Sé que soy un desastre como mujer, no soy la típica mujer que se arregla cada día para salir a caminar, no soy la típica chica que se conquista con regalos caros, ni la que pinta su rostro con capas de maquillaje. No, no soy la típica mujer que encuentras con tus amigos los sábados en los bares.


Soy una mujer simple y a la vez complicada. A veces ni yo misma me entiendo y sé que eso puede llegar a sacar tanto de quicio a alguien pero te pido que me tengas paciencia.
Soy de las que me gustan los regalos hechos a mano, soy de las que quiere detalles inesperados sin fechas indicadas, soy de las que les gusta que le besen en la frente y le digan “te quiero”.
Me gusta ir con tu camiseta como loca correteando por el pasillo de tu casa, cantando y bailando como una loca cuando prendes la radio del salón, me gusta que me hagas sonreír cada día, me gusta que me arropes si tengo frío, me gusta que me demuestres que me quieres en vez de decírmelo tantas veces.


Quiero que me agarres fuerte, pero no me sueltes.
Repito que no soy la típica chica corriente y que eso supondrá que tendrás que dedicar mucho tiempo a conocerme a mí y a mi mundo propio. Pero créeme, merece la pena conocerme.
Soy una persona cariñosa, extrovertida aunque en ocasiones soy bastante tímida, me gusta pasar tiempo a solas y saber quererme a mí misma para luego poder querer a otra persona, como a ti por ejemplo.


Me gusta pasar tiempo con mis amigos, con mi familia, me gusta salir a bailar aunque no tenga ni idea de hacerlo, me gustan las reuniones con amigos un miércoles cualquiera por la tarde, me encanta hacer reír a la gente, soy de las que cuido de la gente que me importa y incluso de la que no también.
Me gusta dedicar tiempo a las personas de mi entorno, ser detallista, paciente con ellos, ser su confidente, saber escucharlos y apoyarlos para mí eso es algo muy importante.
Me gustan las películas y leer los domingos, pero me encanta salir de fiesta y disfrutar del mundo ante mis pies.
Soy un poco bipolar también, lo reconozco aunque a veces ese punto me cueste reconocerlo, soy algo terca y orgullosa. Pero he aprendido a lo largo de los años que el orgullo lo pierdo por cualquiera que merece la pena, solo tienes que saber hacerme ver y sentir que “mereces la pena“.


Ven, quiéreme, cuídame, protégeme. Pero sobre todo te pido que me aceptes con mis mayores defectos y virtudes. Que ames cada trocito que me forma a mí. Porque cuando aprendas a amarme tal y como soy, sabré que me quieres sinceramente y ahí será cuando te agarre y créeme no te dejaré caer, no te soltaré.”

 

Autor: Camila Simmons


domingo, 8 de marzo de 2020

No me felicites por ser mujer, Emma Rubio.


No me felicites por ser mujer, no ha sido un logro, nací mujer y estoy orgullosa de serlo. Ser mujer es lo mejor que me ha pasado, soy parte de esa conciencia colectiva de lucha y de fuerza social.
Deja de felicitarme y mejor ayúdame a que yo pueda tener las mismas oportunidades, que no tenga que soportar las miradas lascivas, los comentarios sexuales y las insinuaciones ya “normalizadas” para yo poder tener un trabajo.
No me felicites, si en verdad te nace hacer algo bello por mí, respétame, respeta mi libertad de andar por las calles sin temor a que me digas algo por como voy vestida o simplemente porque soy mujer.
No me mandes ni imágenes ni corazones ni nada que está permeado de un romanticismo mal entendido y banalidad, mejor trabaja en conjunto conmigo para que cada corazón de esos simbólicos que mandas sean la representación de las mujeres que han muerto, esas que han matado por el hecho de ser mujeres.

No me felicites, por favor, mejor deja que entre a mi oficina sin incomodarme por tus miradas, por tus acosos. Permíteme hacer mi trabajo y poder desarrollarme como tú lo haces, no condiciones mi crecimiento profesional en función de lo “amable” que sea yo contigo.
Deja de felicitarme como si se tratase de una celebración, estamos conmemorando a esas mujeres que perdieron la vida por luchar por sus derechos más básicos. No es motivo a celebrar, es un hecho histórico para repensar y resignificar en nuestro presente ¿qué hacemos para terminar con esas injusticias y desigualdades?
No me felicites porque si lo sigues haciendo el día de mañana habrá aún hombres que feliciten a tu hija o hijas y eso significará que a pesar de lo que hoy hagamos las mujeres siguió siendo en vano el esfuerzo, la lucha, la muerte.
Y a ti mujer, tampoco me felicites, recuerda que eres parte de esta lucha, que ya es tiempo de que te salgas de ese confort que de repente te da el machismo, deja ya de replicar clichés y únete a quienes estamos tratando de hacer conciencia. Lucha por ser libre, porque puedas andar por las calles segura, libre de acoso y con la certeza de que llegarás a salvo a casa. Educa a tus hijas a sentirse fuertes y valiosas, deja de decirles princesas porque son niñas que serán mujeres y necesitamos formar mujeres fuertes, que se respeten a sí mismas, que se sepan completas desde que nacieron y no reproduzcan la idea absurda del amor romántico. Que sepan que el verdadero amor es el que se dan a sí mismas y el que tendrán en igualdad con la persona que decidan estar.
Por eso, hoy les pido ya que dejen de felicitarme y a cada mujer porque más que ser un bello acto, termina siendo la reproducción de la ignorancia, la indiferencia y la falta de conciencia con respecto a lo que es una conmemoración por la lucha de muchas mujeres que han dejado esta vida en pie de guerra. Lucha que por desgracia sigue y cada vez son más las muertas que velamos, las violaciones impunes, los acosos acallados. ¿En verdad consideras que hay algo qué celebrar? Hoy, más bien, debemos guardar silencio por las mujeres que han muerto y las que mueren en vida. El día que dejes de decirme “felicidades” será el día en que tengamos la conciencia y sepamos diferenciar entre celebración y conmemoración; ese día, podremos decir que hemos dado un paso adelante a favor de la igualdad y la equidad.

@Hadacosquillas, Emma Rubio

domingo, 9 de febrero de 2020

No te fíes, Irela Perea


No te fíes ni un poco de la tristeza, no la dejes pasar ni por una rendija, no escuches sus arrullos, ni te cobijes en ella cuando estés en la cama; échala de tu vida en cuanto la presientas. Ella se esconderá entre tus viejas canciones, en los álbumes de fotos y en los tarros de perfume; tíralo todo, deshazte de ello. La tristeza no es buena amante, te trae recuerdos que son mentiras y siempre te querrá sola. Habitará primero en tus ropas y tus cabellos, y acabará doliéndote en los huesos. Cuando la tristeza te aprese bajo su velo, álzate, salta, huye, camina, escapa. No te dejes paralizar por esa araña. Haz un regalo, ayuda a alguien, construye algo bonito. Deja de pensar en ti. Ella no tiene poder fuera de tu ego. Y tú eres mucho más que un ego, eres todo lo que amas, y todo el amor que has recibido y que recibirás. La tristeza no puede nada contra el amor, ella solo entiende de desamores. Abrázate al amor y echa para siempre de tu cama a la tristeza".

Autor: Irela Perea