Soy una pendeja,
porque me enamoré.Enloquecí.
Grité.
Lloré.
Salté.
Todo por un hombre que tenía dueña.
Y eso me hace ser una pendeja.
No me hare la víctima,
desde un principio lo supe
pero ¡mierda!
Nunca había mirado
unos ojos como los tuyos,
una sonrisa tan torcida
y un porte tan excitante.
Nunca había conocido,
un alma tan noble,
alguien tan fuerte,
una esencia tan atrayente.
Hermoso por fuera y más por dentro.
Para mí,
el hombre perfecto.
Y sí,
me aproveché
de tu forma de mirarme y tratarme,
de mi juventud,
de mi extraña forma de ser
y mi inteligencia.
Yo necesitaba
probarte,
y un porte tan excitante.
Nunca había conocido,
un alma tan noble,
alguien tan fuerte,
una esencia tan atrayente.
Hermoso por fuera y más por dentro.
Para mí,
el hombre perfecto.
Y sí,
me aproveché
de tu forma de mirarme y tratarme,
de mi juventud,
de mi extraña forma de ser
y mi inteligencia.
Yo necesitaba
probarte,
besarte,
tocarte,
absorberte,
atraparte.
Y lo logré
pero a la vez fallé.
Había salido con otros hombres antes de ti,
nunca me había enamorado
¿por qué de ti, si lo haría?
Y ahí estuvo el fallo,
en ningún momento contemplé
que tus besos me robarían el aliento,
que tus abrazos me darían calor,
que tu voz tocaría cada fibra de mi ser
y que tus caricias me enchinarían la piel.
Nunca pensé que al estar entre tus brazos
me olvidaría de mí misma,
de mis problemas,
de nuestra mala situación.
Nunca imaginé que al mirar tus ojos me olvidaría
de cómo hablar,
cómo renegar,
cómo respirar...
Pero lo que nunca pasó por mi mente fue que te irías,
que me partirías en dos,
que me destrozarías,
que mi corazón se iría contigo,
que ella sería mejor que yo.
Autor: Michelle Cepeda
tocarte,
absorberte,
atraparte.
Y lo logré
pero a la vez fallé.
Había salido con otros hombres antes de ti,
nunca me había enamorado
¿por qué de ti, si lo haría?
Y ahí estuvo el fallo,
en ningún momento contemplé
que tus besos me robarían el aliento,
que tus abrazos me darían calor,
que tu voz tocaría cada fibra de mi ser
y que tus caricias me enchinarían la piel.
Nunca pensé que al estar entre tus brazos
me olvidaría de mí misma,
de mis problemas,
de nuestra mala situación.
Nunca imaginé que al mirar tus ojos me olvidaría
de cómo hablar,
cómo renegar,
cómo respirar...
Pero lo que nunca pasó por mi mente fue que te irías,
que me partirías en dos,
que me destrozarías,
que mi corazón se iría contigo,
que ella sería mejor que yo.
Autor: Michelle Cepeda
No hay comentarios.:
Publicar un comentario