A partir de los 30, sabemos que no queremos amores a medias

El amor es complicado, especialmente cuando hemos estado atados a tantas expectativas de «lo que debería ser».

Las películas y libros románticos nos han creado la idea de que el amor sólo se trata de chispas y mariposas en el estómago cuando en la vida real requiere de mucho trabajo para hacer que las cosas funcionen.

Sí, el enamoramiento como primera fase sí viene con chispas y mariposas pero una vez que sigues, tiene que haber algo más.

Todas nos hemos enamorado a primera vista y hemos creído que esa persona es con la que tendremos nuestro «felices por siempre». Se vale soñar y quizá hay algunas a las que se les ha cumplido el cuento de hadas al pie de la letra pero ¿qué pasa cuando no es así?

 

Esto puede ser muy común antes de los 20, incluso en el transcurso de estos pero cuando llegas a los 30, las cosas cambian y es para bien.
Es una edad complicada después de todo, una no ha escapado de toda esa presión social sobre lo que es la plenitud. Sin embargo, es cuando una toma más conciencia de lo que quiere más allá de esas exigencias.

El amor no se trata de llenar vacíos sino de crear espacios

A los 30, las relaciones tanto románticas como de amistad adquieren un significado completamente diferente. Ya no se trata de estar con alguien porque «hay química» sino porque te está complementando y ayudando a construir un futuro en el que ambos pueden estar bien, te esta sumando en los diferentes aspectos de la vida y no solo piensas en lo atractivo que es.

El miedo siempre se hará presente, especialmente si ya has pasado por muchas decepciones. Pero si de algo estás segura es que no vale la pena invertir tiempo y energía en amores a medias.

No importa el tiempo que haya pasado, si en estos momentos estás soltera debes saber algo: mereces el amor más bonito y ese empieza contigo misma.
El amor atrae amor pero primero debes sentirlo hacia ti misma. Deja de forzar las cosas, de conformarte con quien no está dispuesto a invertir el tiempo que tú inviertes. No te aferres a lo que no quiere quedarse.

Recuerda que el amor verdadero se construye todos los días y sucede cuando dos personas aprenden a tomarse de la mano para caminar juntos uno al lado del otro.

Fuente: Nueva Mujer