Chang y Eng Bunker fueron los primeros hermanos siameses que tuvieron una notoriedad más allá de los espectáculos de “rarezas humanas”.
Chang y
Eng Bunker vinieron al mundo unidos por el esternón a través de
una banda corta y flexible de carne y cartílago, por la cual se conectaban
sus hígados. Desde luego, no fueron los primeros gemelos unidos de
la historia, sin embargo, sí fueron los responsables de que el término “siameses” se
popularizara y se usara para describir a personas en su misma condición.
“Chang y
Eng no son los primeros hermanos unidos que conocemos. Anteriormente hubo casos
bastante conocidos en la historia. Por ejemplo en Hungría vivieron dos hermanas
en el siglo XVIII que causaron fascinación en la época. Pero Chang y Eng Bunker
fueron los primeros hermanos siameses que llegaron a vivir vidas
extraordinarias”, afirma a BBC Mundo Yunte Huang, autor del libro Inseparables:
los gemelos siameses originales y su encuentro con la historia estadounidense.
Biografía de Chang y Eng Bunker
Los
siameses “originales” nacieron en 1811 en Siam, lo que ahora se conoce
como Tailandia, y fueron hijos de padres chinos.
A pesar de su peculiar aspecto su vida transcurrió en completa normalidad hasta que en 1824 el empresario Robert Hunter los descubrió. El escocés los convenció de que viajaran con él a los Estados Unidos para presentarlos como “rarezas humanas”, shows muy populares en la América rural y puritana de aquel entonces. Existen rumores de que en realidad fue la madre de los siameses quien accedió a vender a sus hijos.
Tuvieron
que pasar cinco años antes de que los gemelos pudieran salir de su país natal,
pues el rey se los prohibía. Chang y Eng llegaron a Estados Unidos en 1829,
a la edad de 17 años. Comenzaron a hacer pequeñas giras por varias partes de
América.
Después de
recorrer las Islas Británicas, aprender a hablar inglés y rescindir su contrato
original con Hunter, los siameses decidieron independizarse y montar
su propio espectáculo. Para ello contrataron a su propio personal. Su
espectáculo consistía en charlar con la audiencia y responder a todo
tipo de preguntas.
La gente
los observaba con admiración e intentaba descubrir si había algún truco en el
cuerpo de los siameses que los hiciera pasar como tales. Algunos médicos
también los examinaron para cerciorarse de que sus cuerpos estaban realmente
unidos. Todo era legítimo.
Chang y
Eng Bunker comenzaron a cosechar una pequeña fortuna gracias a su
inteligencia y facilidad para los negocios. Eligieron Carolina del Norte para
establecerse de manera definitiva, aunque se dice que de vez en cuando hacían
pequeñas presentaciones para seguir obteniendo más ingresos.
Un giro empresarial
poco ético
Fue ahí
cuando su vida dio un giro: de ser fenómenos de circo que tenían que
soportar las miradas indiscretas de la audiencia ahora ellos comenzaron a
traficar con personas: se convirtieron en tratantes de esclavos.
Más de la
mitad de los esclavos eran menores de siete años que crecían para ser
vendidos con fines lucrativos o trabajar en los campos de la plantación. Chang
y Eng Bunker rechazaron las acusaciones de la prensa que los tachaba de crueles
y explotadores.
Dueños de
su propia plantación de esclavos y de sus medios financieros, también
adquirieron los recursos para casarse. Lo hicieron con las hermanas
Adelaide y Sarah Yates. Levantaron dos casas por separado y su dinámica
familiar consistía en pasar tres días seguidos en cada una de sus casas, de tal
manera que cada uno tuviera oportunidad de convivir con su respectiva esposa.
Derivados
de sus respectivos matrimonios, los gemelos tuvieron un total de 21
hijos: Chang y Adelaide tuvieron 10, mientras que Eng y Sarah tuvieron 11.
Para
mantener relaciones sexuales establecieron una rutina de la cual no se
despegaban:
“Utilizaron
la misma técnica que las hermanas siamesas inglesas Daisy y Violet Hilton, que
vivieron en el siglo XX. Una de estas hermanas terminó casándose y, según cuenta
en sus memorias, cuando la hermana casada estaba con su marido la otra hermana
se apartaba mentalmente de la situación: leía un libro o se echaba la siesta”,
dice Yunte Huang.
Por otro
lado, Craig Glenday, redactor jefe de Guinness World Records, afirma que:
“Con Chang
y Eng nunca se documentó realmente cómo se conducían en la intimidad sexual,
pero es interesante observar que cuando las esposas tuvieron a sus hijos,
dieron a luz con sólo unos cuatro o cinco días de diferencia, lo que sugiere
algún tipo de coordinación”.
Los
matrimonios y sus hijos no pasaron desapercibidos para la prensa de aquellos
tiempos, que veían con escándalo cómo dos hermanos unidos, llegados de un país
extranjero y tratantes de esclavos pudieran casarse con dos mujeres blancas y
tener hijos con ellas.
Casi a sus
sesenta años de edad, Chang sufrió un derrame cerebral que le dejó
gravemente debilitado. Su hermano tuvo que encargarse de la mayoría de las
tareas cotidianas. Fue así que comenzó la debacle de los Bunker.
El final
llegó el 17 de enero de 1874, cuando Chang murió mientras dormía a la edad
de 62 años. Eng supo que él también fallecería pronto, y, en efecto, su deceso
llegó tan solo dos horas después.
La
autopsia informó que Chang probablemente murió de un coágulo en el
cerebro, mientras que la causa de la muerte de Eng seguía sin estar clara.
Algunos informes dicen que murió de un shock, o de una pérdida de
sangre debido al fallo de los sistemas circulatorios conectados de los
gemelos.
Los
gemelos Bunker ostentaban el récord de gemelos unidos más ancianos de la
historia, hasta que lo batieron Ronnie y Donnie Galyon (EE.UU.; 1951 – 2020),
que vivieron 68 años, según el Libro de los Records Guiness.
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