miércoles, 21 de diciembre de 2016

Enamórate de ti... y después de alguien más, Karla Galleta.

"Nunca pienses, ni por un momento, que necesitas a alguien para atraer luz a tu vida, esa la tienes dentro de ti, lo único que necesitas, es tener el valor de tomarla."
– Karla Galleta
Cuando hablamos de amor propio es común que la mayoría de las personas, casi de forma automática, afirmen amarse hasta el infinito y más allá, pero indudablemente son muchas más las que, ya sea de manera consciente o inconsciente, siguen buscando ese amor que no han sabido darse ellas mismas, en alguien más. Quizás es porque desde pequeños nos han ido generando ideas absurdas, como el que alguien nos tiene que complementar o salvar, pero por mucho que busquen, no va a funcionar si no llegan a entender que para amar y poder ser amados, la clave es y siempre será, el amor propio.

Y es que si lo ves por el lado más corto y más cómodo, tiene cierta lógica. Qué flojera salir adelante por tu propia cuenta ¿verdad? Con tantas heridas que vienes arrastrando desde tu infancia, tanto dolor por las batallas perdidas y miles de mierdas más a las que te ha tocado enfrentar, tu vida es un total caos y lo único que necesitas es alguien que cambie todo eso. Que llegue alguien y por arte de magia sane todas esas heridas, que se lleve la oscuridad y pinte tu mundo de colores, que te haga ver que el mundo no es tan malo y te haga muy feliz. Y, seguramente, hasta lo has encontrado. Al comienzo todo ha sido muy hermoso, pero por alguna razón que no entiendes, tu vida sigue siendo un asco. Pero no importa, esa persona lo cambia todo… ¡Qué viva el amor!

¿Te has puesto a pensar que esto, quizás, es sólo un escape? Que quizás es la droga que cura los síntomas, pero nunca la enfermedad. Que tu “gran amor” es sólo un objeto mágico que te hace olvidar todo por un tiempo. Que de la manera más egoísta lo estas utilizando para intentar suplir tus necesidades reales. Que en realidad no le amas, sino que lo necesitas, lo usas, lo ocupas. Créeme, eso no tiene nada que ver con el amor.

Este tipo de creencia va muy ligada a las personas que creen en la famosa idea de la media naranja. Y no importa si tienes un buen trabajo, una buena casa, sueños cumplidos, amigos, familia que te quiere, dinero, etc., porque si no tienes a tu otra mitad ¡A la chingada todo!… ¿Perdón? ¿No se te olvida algo? Algo así como lo principal… algo que se llama ¡“amor propio”!


Tristemente hemos olvidado nuestro lugar en el mundo. Se nos olvida que el amor más importante, más real y duradero que nos acompañará hasta el final de está vida, es el que tenemos por nosotros mismos. Querernos nos garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de afrontar. Y si no lo entiendes así, sólo te proyectas ante los demás como una persona necesitada de cariño y afecto. Una persona sin amor propio no tiene amor para dar, y de la misma forma, le cuesta recibirlo por lo que termina conformándose con cualquier cosa que crea que es lo más parecido al amor, aunque siempre se sienta insatisfecha.

Al tener amor interno, aprecias lo que eres y por eso sabes lo valiosa que es tu existencia en este mundo, así que no te será difícil encontrar tu propósito en la vida. No permites que te traten como menos y sabes que tu línea de tolerancia al maltrato y al respeto es muy alta. La gente puede observar que te valoras y te tratará con el mismo valor que te das y no con menos. Al amarte, estás amando a la mejor persona, que eres tú y esto hace que fluyan sentimientos positivos a tu vida y los compartas con las personas y seres que te rodean.

Una vez que comprendes lo anterior, no desde tu ego o la capa superficial del intelecto, sino desde fibras más profundas, haces otro alto en el camino y te cuestionas realmente si vale la pena seguir enrolándose en aventuras amorosas de auto engaño, en donde sólo estás voluntariamente con alguien que crees amar, pero que de ninguna manera es amor, sino una forma de rellenar vacíos; vacíos de cosas y emociones que tú mismo no has aprendido a rellenar. Es por eso que se vuelve esencial tener alguien a tu lado, para extraer sus recursos y llenar los tuyos. Pero sinceramente, lo ideal de un amor maduro, es donde existe un intercambio mutuo, no solamente recibir sino dar lo mejor de ti por lo mejor de la otra persona, porque al dar lo mejor de cada uno, está claro que han aprendido a llenar esos vacíos de forma autónoma.

El amor de pareja por sí solo, no nos lleva a la felicidad, al contrario, la felicidad nos lleva automáticamente al amor. Desde luego, para ser feliz y para tener pareja ocupas amor, pero el que tú te das, una buena autoestima.

Una pareja no es tu terapeuta, ni tu doctor, ni tu abogado para resolverte la vida. Ella ya tiene la responsabilidad de ser feliz ella misma. Sería muy egoísta de tu parte dejarle esa responsabilidad porque no nació para eso. Cualquiera que sea ese vacío interno con el que vienes cargando, sánalo tú mismo, acude a un profesional, ámate. Intenta verlo desde el ángulo opuesto ¿Te gustaría encontrar a alguien hecho pedazos para salvarle? Suena muy romántico, pero amar no significa ir levantando moribundos del camino.

No hay nada más atractivo que una persona entera, segura de sí misma, feliz, con una vida propia para compartir contigo (no para darte). Esto no quiere decir que nunca va a estar mal o va a tener problemas, todos los tenemos. Y hay que apoyarlos en esos momentos. Aquí de lo que se trata es de no utilizar a las personas para que nos solucionen la vida, porque por más que lo intentes, nunca lo hará. Es algo que a ti y sólo a ti, te corresponde.

Lo sé, las lecciones que nos da la vida son muy duras y poco compasivas, y tarde o temprano, ellas nos enseñan que el peor error que podemos cometer es creer que podemos convertirnos en la vida y el mundo entero de alguien, y peor aún, creer que ese alguien puede volverse el centro de nuestro universo y girar nuestra vida en torno a la suya, como si no hubiera más. Esperamos que esa persona llene nuestro mundo olvidándonos que nadie, absolutamente nadie puede suplir nuestras carencias.

Pero quizá tenemos que vivir esa experiencia para darnos cuenta de que realmente no queremos ser seres incompletos buscando quien nos rellene, sino que más bien, lo que queremos realmente, es ser alguien integro, de una sola pieza, que sea capaz de compartir su totalidad libre de carencias y así encontrar a alguien en las mismas circunstancias.

Sin duda alguna, si no te conoces, es porque no te interesas, y probablemente, no te quieras, pero si te amas realmente, estarás dispuesto a saber de ti, a aceptarte y a trabajar para reforzar todo aquello que te hace vivir a plenitud, pero también eliminar o cambiar todo lo que te limita a ser feliz. Recuerda que sin ti no puedes hacer nada, no puedes vivir, no puedes respirar, sonreír o enamorarte (de verdad). Es tan sencillo y tan obvio, ¿verdad?

Son las lecciones y la experiencia lo que cada día no vuelve más hábiles y selectivos y hasta cierto punto, exigentes a la hora de involucrarnos en cierto tipo de relaciones. Sabemos que tenemos el derecho de un amor digno, alguien que no necesite darnos algo de sí para ser mejores, sino que simplemente, comparta el mismo amor por sí mismo y fortalecer el mutuo.

Sólo podrás decir que amas de verdad cuando te amas a ti mismo, cuando eres una persona íntegra y feliz. De otra manera lo único que buscas es encontrar a alguien que ponga orden al desastre que tienes por vida. Y puede que lo encuentres porque existen personas que están a la medida de tu enfermedad. Pero no durará mucho, porque esa proyección hará que misteriosamente empieces a ordenar tú mismo tu vida. Y en ese inter, descubrirás que ese amor que decías sentir, se ha terminado. Que indudablemente, prefieres una persona completa en tu vida.

Cuando te amas, estas fomentando automáticamente el principio universal de dar y recibir, así que conoce y acepta tus potencialidades y debilidades al ser una persona imperfecta y empieza a generar ese amor para ti, enamórate de ti mismo y ya después… enamórate de alguien más.

Autor: Karla Galleta

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