Hasta que nuestras charlas se empezaron a volver más intensas, más largas, más detalladas, o al menos de mi parte era todo eso, durante todos esos días yo te hablaba, todos los días porque sentía la necesidad de saber cómo estabas y si no estabas bien ayudarte, no sólo preguntarte, si estabas bien intentaba que compartieras esa alegria conmigo pero no funcionaba nunca llegaba, hasta pensar yo misma que era demasiado densa.
Así por mucho tiempo siempre era lo mismo, siempre era yo quién sentía algo, hasta que me di cuenta que sentía algo muy fuerte que jamás sentí, no me importaba ser densa porque yo sólo quería saber de vos y que sepas que estaba para todo…
Llegó el día en el cual te dije todo lo que sentía, que ni yo sabía como explicártelo ni sabía qué era, te lo conté por el simple echo de que teníamos una gran amistad. Fue la primera vez que no tuve miedo de expresarme por perder una amistad, porque sabía que eso no iba a pasar.
Vos quisiste de alguna manera alejarme, para que no me enamore, pero ya era tarde…
Ese fue el momento en el que intentamos alejarnos…
Autor: Malena
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